Esto es lo que le pasa a tu cuerpo.
El aceite de oliva es el ingrediente estrella de la dieta mediterránea, una de las mejores fuentes de ácidos grasos saludables y componentes antioxidantes.
Estos son algunos de los beneficios avalados por la ciencia de este aceite vegetal tan preciado y del que España es el principal productor a nivel mundial.
El refranero español es prolífico en alabanzas al aceite de oliva, uno de los ingredientes más importantes de la dieta mediterránea. «La mejor cocinera, la aceitera», «aceite de oliva, todo mal quita» o «aceite y vino, bálsamo divino» son solo algunas de ellas.
España produce casi la mitad del aceite de oliva de todo el mundo, seguida por Italia y Grecia. Forma parte de toda clase de platos gastronómicos, desayunos, ensaladas, aliños, salsas, guisos y marinados. Y, cada vez que la ciencia pone el foco en su estudio, halla una nueva virtud.
El aceite es una fuente estupenda de grasas saludables como el ácido oleico, vitamina E, antioxidantes polifenoles y otros nutrientes que repercuten en el bienestar físico, mental y emocional de las personas. Este dorado manjar tiene un gran potencial sobre tu organismo, pero antes de pasar a las ventajas de su consumo frecuente, es interesante saber la cantidad recomendada.
¿Cuánto aceite de oliva tengo que tomar al día?
Comenzando por el principio, ¿cuál es la cantidad ideal de aceite que debes tomar al día? El Prevención con Dieta Mediterránea de Predimed, coordinado por Ramón Estruch, consultor de Medicina Interna del Hospital Cínico de Barcelona, y realizado a 7.000 personas, determinó que la cantidad ideal son 40 mililitros de aceite de oliva, unos 37 gramos.
No todos los aceites son iguales existen diversos tipos, pero el virgen extra es el más saludable debido a que tiene el más alto nivel de polifenoles antioxidantes y ácido oleico.
A nivel sensorial se distingue por su olor fresco a hierba, tomate verde o rojo, vegetales, fruta o cítricos, Para distinguirlo, otra pista es su sabor: este debe ser picante o amargo en la parte posterior de tu garganta. Sus características organolépticas y su valor nutritivo final son superiores al resto de aceites.
Excelente valor nutricional
Una cucharada de aceite de oliva tiene cerca de 40 calorías, antioxidantes, vitamina K, vitamina E y grasas monoinsaturadas. Carece de hidratos de carbono, sal o proteínas.
Rico en grasas de las ‘buenas’
El principal valor de este líquido procedente del prensado de aceitunas está en su composición en ácidos grasos, pero la proporción varía en función del aceite.
De forma general, la Fundación Española de Nutrición destaca que los porcentajes en ácidos grasos saturados (AGS), monoinsaturados (AGM) y poliinsaturados (AGP) suelen oscilar en torno al 17%, 71% y 11%, respectivamente.
Cuida de tu corazón
El ácido oleico es su principal componente, ya que representa entre el 55% y el 83% del contenido en ácidos grasos, ideal para reducir el colesterol y ayudar a prevenir los factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares.
El aceite de oliva virgen extra, rico en 40 sustancias químicas antioxidantes, ayuda a reducir los efectos de oxidación del colesterol LDL, más conocido como colesterol malo, e incrementa los niveles de HDL o colesterol bueno. También tiene un carácter vasodilatador para las arterias.
Ayuda a prevenir la diabetes
Un estudio elaborado por el Instituto Politécnico y Universidad Estatal de Virginia (EEUU) señala que el aceite de oliva ayuda a prevenir la aparición de la diabetes tipo 2.
Esto se debe a la capacidad para incentivar la secreción de insulina y a desintoxicar una molécula de señalización llamada amilina, cuya sobreproducción puede llevar a la muerte a las células productoras de insulina.
Larga esperanza de vida y cuidado del cerebro
Estas ventajas se las debemos a los polifenoles, antioxidantes que ayudan a prevenir el deterioro cognitivo y la demencia, contribuyendo a una mayor esperanza y calidad de vida.
Los dos principales que hallamos en el producto son la oleuropeína, un compuesto fenólico al que debemos su picor y amargor y el oleocantal, presente en algunos aceites de oliva virgen extra (AOVE) y que funciona como agente antiinflamatorio. Por tanto, ayuda a inhibir el crecimiento de bacterias patógenas.
Digestivo
Un estudio publicado en Nutrition Reviews destaca que otro de los beneficios del aceite de oliva virgen extra es que afecta positivamente a la microbiota intestinal al reducir la abundancia de bacterias patógenas, estimular el crecimiento de bacterias beneficiosas y aumentar la producción de ácidos grasos de cadena corta (AGCC), con efectos antiinflamatorios.
También es bueno para luchar contra el estreñimiento debido a su suave efecto laxante y tiene capacidad para mejorar la absorción intestinal de los nutrientes.
Es bueno para los huesos. Este producto contribuye a una correcta mineralización de los huesos y a su desarrollo. Por ello, es recomendable tanto en la dieta de los niños durante el crecimiento como en la edad adulta para limitar la pérdida de calcio característica del envejecimiento, que puede desembocar en problemas como la osteoporosis. También es bueno para el desarrollo cerebral.
Control de peso
El aceite de oliva aumenta y mejora el metabolismo, te ayuda a sentirte saciado y sus grasas saludables son necesarias para completar el equilibrio entre los 3 grandes macronutrientes de la dieta.
Anticancerígeno
Petra Sanz, cardióloga del Hospital de Alcorcón de Madrid y miembro de la Fundación Española del Corazón (FEC), destaca que el aceite de oliva previene el cáncer intestinal, especialmente si se completa con una alimentación rica en fibra.
Otro estudio de la Universidad de Oxford (Reino Unido) apunta que el hidroxitirosol, un componente principal del aceite de oliva, puede ayudar a prevenir el cáncer de mama en mujeres posmenopáusicas.
Protege de la hipertensión
Estudios realizados por el Grupo de Nutrición y Metabolismo Lipídico del Instituto de la Grasa (CSIC), demostraron que el aceite de oliva virgen extra es capaz de reducir la presión arterial en mujeres hipertensas. Otros alimentos como las nueces o las verduras de hoja verde pueden ayudarte a reducir la tensión por su respectiva abundancia en grasas insaturadas, nitritos y nitratos.
A la rica vitamina E
En el aceite abundan principalmente vitaminas liposolubles, especialmente la vitamina E, también conocida como tocoferol. Es imprescindible para luchar contra el envejecimiento, cuidar la piel o proteger a las células de enfermedades futuras.